domingo, 5 de diciembre de 2010

PREGUNTA PARA WERNER Y LEOPOLDO

Dice el bueno de Panero (Leopoldo María), hablando así un poco de la vida en general con voz gangosa, sentado junto a su madre, que el fracaso es la más resplandeciente de las victorias. Lo dice de pasada, como si no fuera con él la cosa (que sí que va con él): el fracaso es la más resplandeciente de las victorias. Fue en el 76 y lo filmó Chavarri en El Desencanto.

Cinco años después, el viejo zorro Werner (que por entonces no era tan viejo pero sí era zorro ya), tiene la genial idea más absurda que se pueda imaginar: subir un barco gigante a la cima de una colina, en medio de la selva. Para ello moviliza una fortuna, medios y trabajadores como para una olimpiada. Y lo consigue, y lo graba, y hace una peli con ello. La peli se llama Fritzcarraldo pero el título que le puso al diario que escribió mientras realizaba aquella gesta me parece más revelador: La conquista de lo inútil.

Pasan los años, muchos años, y una tarde en Londres, volviendo del trabajo, me pongo a imaginar una posible relación entre toda esa propaganda del desastre. Se avecinan cambios sin sentido que, por otro lado, me dedico a provocar de un modo casi programado, como si algo misterioso dictara mis actos. Hay nieve por todas partes. Y estando en cierto tren, parado en Greenwich, me pregunto qué pasa cuando ni siquiera se llega a fracasar del todo, o a conquistar lo inútil, es decir, cuando se fracasa fracasando, cuando no se llega a lo más bajo ni queriendo ni se llega a dominar nada, ni lo inútil, ni el fracaso. ¿Cuando ya no queda nada qué es lo que nos queda, chicos?

12 comentarios:

Agustín Díaz Pacheco dijo...

Desde el antiguo y arrebatado meridiano de El Hierro al brillantemente (¿?) usurpado por el mayor Imperio de Museos de bellezas ajenas, situado en Greenwich, nuestro buen y querido amigo Eduardo vuelve a hablarnos de "La conquista de lo inútil", que es, por lo visto con prismáticos de altísima precisión visual -a no ser que se sea extremadamente miope-, una especie de canto a la desesperanza; y es que culmina su discurso del todo pesimista -antecedido por el "fracasa fracasando"- con una vuelta de tuerca que ni tan siquiera la hubiera concebido Henry James en su novela del mismo eco. No me preocupa tanto la nieve exterior como el hielo interior, he ahí la diferencia. ¿Debemos cantar al fracaso, subrayarlo y hasta ensalzarlo? ¿Es el fracaso el principio y el fin de nuestra microhistoria? ¿Merece el fracaso tanta atención? ¿Escribimos acerca de él cuando estamos abatidos y pesa sobre nosotros como el mismo plomo? ¿Es el fracaso la medida de todas las cosas? Son preguntas, en ocasiones retóricas, sin pensar en el fracaso sino en la adversidad. Quizá el fracaso no sea una realidad, para muchas personas, sino una especie de vertiginosa esperanza. De lo anterior, ya entrada la noche, y fracasada la luz del sol, se espera otro día que no es más que la derrota del fracaso. Porque cuando se avista el horizonte, se acaricia una idea, se atreve un proyecto, los pies caminan sobre la nieve y no se resbala en el acechante hielo, el fracaso queda convertido en una pesadilla y la voluntad de continuar adelante se transforma en horizonte. Entonces la lucha cotidiana, el disgusto, el mal sabor, una acostumbrada porción de desasosiego, y la soledad no son más que pruebas, las mismas que nos examinan minuto a minuto, al igual que el Imperio de Museos se enfrenta ante un espejo que le contesta que el fracaso reside en la búsqueda de la vanidad y el estruendo, y que se le puede tender trampas mediante la ilusión, el sueño despierto en seguir caminando y la voluntad en cuanto a ser mejores.

Anónimo dijo...

Hasta el fracaso hay que trabajarselo, no es fácil llegar al final, ni al de arriba ni al de abajo...la pregunta es,¿están a la misma distancia?

Agustín Díaz Pacheco dijo...

La noche ha dejado de agitar sus alas, se ha posado la oscuridad. Es espesa y silenciosa, como las sombras interiores. Hace muchos años, el pueblo francés, hombres y mujeres, recibían el calor de Charles De Gaulle desde la BBC. Eran palabras cargadas de ánimo y coraje, una invitación a resistir, a continuar en la lucha. Lo anterior es Historia, también una metáfora, porque hay personas que se han familiarizado tanto con la oscuridad que ya forman parte de ella, y no me refiero a mí. Personas que incluso ante la luz constituyen una sombra de sí mismas, sin ángulos provocados por el sol, los que hacen proyectar su presencia física; personas que poseen una pavorosa sombra interior, de la cual ya hablaba Carl Gustav Jüng. Y ahora, en mitad del silencio espeso de la madrugada, uno recuerda la soledad de quienes creen estar acompañados, no es un recuerdo solidario, es un examen, un análisis, una comrobación, un ejemplo.

Agustín Díaz Pacheco dijo...

Y ha transcurrido la noche y ahora contemplo otra noche, y, además, ¡jamás!, se ha de justificar el día, él solo nos justifica. Y cuando hablaba de Charles De Gaulle, era para hablar de algo tan importante como preocuparse por ellos, los humanos; sabe mucha gente que no hace falta preocuparse, que todo se soluciona, y lo dicen desde la corta distancia de una opinión, pero la corta opinión o es una excusa, un pretexto o un intento de desdén (¡qué disparate!)...¿Sabían los nazis algo con respecto a los franceses, o querían al traidor del Mariscal Petain? De traidores, no hay nada, al menos en la vida práctica, en la de todos los días, en la existencia pragmática, porque ahí está, la existencia pragmática. Es una manera de saludar desde los Alpes, algo así como tender una tirita, cuando hay una hemorragia. Entonces, la traición a la misma condición humana. Creen tenerlo todo tan bien hecho que solo han barrido de calles en adelante. Qué gente tan solitaria y abandonada a sí misma, porque más que gente es una de las bocas que conducen al infierno. Entonces, la digna presencia de la ausencia, porque cuando la gente se ausenta es que tienen pruebas. Ya lo decía Santiago Carrillo, ¡Camaradas!, y tal. Total: superficialidad, cuanta distancia hay que tomar, mucha. Y entonces: el silencio y la distancia, o al revés.

Agustín Díaz Pacheco dijo...

Mas, el Big Ben, aguata, pero no soportaría un ataque del General Gutiérrez. Queda como demostración ante la pérfida Albión, el respero y la histórica consideración de los ingleses por Sir Horatio Nelson, demostración palpable de dignidad. Mientras, en Tenerife, en Canarias, su vencedor está escuturalmente escondido, a posta, a propósito. Ausencia de autoestima, carencia de dignidad, olvido de la Historia, contradicción de los insulares. ¿Quiénes, los ingleses o los canarios? Que venga Bob Dylan, sin embargo, Albert Cohen podría contestar a través del tiempo.

Agustín Díaz Pacheco dijo...

¡jope! que he entrado en el blogspot de un chaval con gafas y de aspecto muy simpático y leo un curioso mensaje anínimo que termina: "que te dan la mano y quedas con el brazo! no sé lo qué ha sucedido, pero alguno de vosotros si entrais en dicho blogspot se quedará boquiabierto. ya me dijo el chaval del blogspot: "No, no si yo apreciar lo aprecio, pero es que esto parece la Guerra de los Noventa Años!". lo he podido leer, y está fechado un 14 de septiembre de 2010. En el blogspot, en el mensaje anónimo, se lee contraseñas y más cuestiones. o son muy amigos o son tremendamente enemigos. he podido dialogar con el chaval, que ya supera los cincuenta tacos, con el chaval del blogspot y no le guarda el menor rencor -"En el fondo no le guardo rencor, al contrario, pero lo que te comento, parece la Guerra de los Noventa Años". Pidió una birra, encendió un pitillo, aspiró el humo y sonrió.

Anónimo dijo...

Le sucederá eso, al del blogspot, porque él así, incapaz de guardar rencor -y tampoco imgaino que habrá motivos-, es demasiado sensible a la vez que duro para andar por los caminos de la vida soportando el peso de la desamistad porque lo conozco y sé que en absoluto es mala persona.

Anónimo dijo...

Te lo dije, chavea, te lo dije, ten cuidado. Fue lo que le comenté al señor del blogspot. Pero me contestó: "Con ciertas personas es que no puedo cambiar, porque las quiero". ¿Entonces, quién es el culpable?, volví a preguntar. "La prisa y las circunstancias de la vista, perdón, de la vida". ¿Qué habrá sucedido?, es lo que me pregunto.

Anónimo dijo...

Son como niños de un kinder en la eterna hora del incesante recreo.

Anónimo dijo...

Y si hoy, que es día de los Santos Inocentes ¿resulta que la vida es una broma, una inocentada? Yo los llevará, a ciertas personas, a la hoguera, en presencia de los de la Santa Inquisición. A uno, que escriba un tocho, y al segundo que escriba otro tocho, pero antes de conducirlos a la hoguera.

Agustín Díaz Pacheco dijo...

No me escondo en lo de "Anónimo" (posee muchas connotaciones), y por lo tanto, los comentarios que he podido leer constituyen una justificación de los Santos Inocentes -creo que es el título de una novela de Miguel Delibes; qué falta de originalidad-, lo cual equivaldría a la destrucción del Código Pena y la Ley de Enjuiciamiento Criminal. ¿Todos inocentes y además Santos? No voy a referirme a lo que referí al principio, porque sería redundante, que no reincidente, en lenguaje de señores que señalan con el índice de la mano derecha -hay quienes hacen lo contrario, son zurdos-; pues bien, ahora, luego de que hayan transcurrido horas del Día de los Santos Inocentes, lo mejor es alabar a los blogspots, con todas sus consecuencias. Evidentemente, evidentemente -y no es un mitín-, siempre sería mejor un blogspot que una isla abundante en lagos, o sea, varias islas en seno de una isla. Un poco más, y todo muy circular concéntrico, que no de una doble repetición -toda doble, es una repetición, salvo en el cine..., en el cual una doble es alguien que replica a la protagonista de turno, que no es "La Tourneé de Dios", de Enrique Jardiel Poncela- consistente en reiterar la consonante dos veces. Y a lo expuesto. Espero que la gente posea blogspots en el Infierno, para que emitan sus experiencias. Habrá, obviamente, un censor. Es la cuestión de una democracia paralítica con intentos de volver hacia atrás. Un saludo a los cuatro anónimos.

Agustín Díaz Pacheco dijo...

Estimado Eduardo, mis mejores deseos para tí y todos los tuyos. Que continues demostrando tu inusual coraje, suerte y éxito en tus labores personales, y en tu oficio de escribir. Entonces: salud, suerte y amor; un trípode del todo vital. Un fuerte abrazo.