martes, 5 de febrero de 2013

LUGARES MINÚSCULOS EN MOVIMIENTO REAL O VIRTUAL DONDE TE PUEDE PILLAR EL OLVIDO


Anoche soñé con Julian Assange, el de Wikilieaks. Desperté sudando y asustado, con una culpa terrible. Pensé en Fefa, mi hamster. Una hamster blanca de ojos rojos, muy blanda y gordita, mi hermana y yo la tuvimos cuando éramos pequeños. Fefa era nuestra, estaba a nuestro cargo. Le limpiábamos la jaula y le cambiábamos el agua y la comida. Un día le compramos entre mi hermana y yo una bola de plástico (habíamos reunido el dinero con las pagas de varias semanas juntos). La bola de plástico era para que Fefa se metiera en ella y corriera por toda la casa. En las instrucciones ponía claramente que no debía estar allí dentro más de diez minutos, como mucho, ya que podría marearse. Mi hermana y yo metimos a Fefa allí dentro y nos olvidamos de ella. Nos acordamos transcurridas más de cinco horas. La encontramos detrás de un sofá, exhausta, agotada, intentando sin éxito dormir por el movimiento incesante de aquella bola en la que estaba encerrada. Me sentí fatalmente culpable. No sabía cómo pedirle perdón a Fefa. Sentí por fin que el olvido puede ser también un arma terrible y que la culpa nos acecha en cada esquina. Y eso mismo sentí esta mañana al despertar de mi sueño, Julian Assange, ¿dónde está Julian Assange, por el amor de Dios, aún está en aquella minúscula embajada de Ecuador en Londres, tirado en una triste colchoneta con su portátil?


2 comentarios:

Agustín Díaz Pacheco dijo...

Eduardo, gracias por tu entrañable texto. También porque me has hecho pensar en Julian Assangue (o Assange). Un abrazo, colega.

Anónimo dijo...

buenisimo.. no se si era para reirse pero me he reido. /Moa