domingo, 17 de octubre de 2021

LA LEY DEL TIEMPO

 7:40h S/C de Tenerife

Suena el despertador. Libreta, muda de calzoncillos y móvil para sacar fotos. Me visto rápido, hago café. Desayuno escribiendo estas líneas.

 

8h S/C de Tenerife – Los Cristianos

Amanece sobre las lomas que señalan al Teide, la luz anaranjada en los altos de Güímar. Y el mar como un plato. Atascos en la autopista a la altura de Las Chafiras. En la radio dicen que el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, tal vez no llegue a La Palma, ya que esta mañana los alisios arrastran las cenizas aéreas del volcán alrededor del aeropuerto. ¿Por qué no se viene en el Ferry?

 

9h Los Cristianos – La Palma

Embarcamos, siguiendo las más estrictas medidas contra la COVID, junto a periodistas, bomberos, policías y algunos curiosos en cholas.

Vulcanología en cholas, casi nada.

En los televisores del Ferry emiten noticias con imágenes en alta definición tomadas con cámaras de ultimísima tecnología y representaciones gráficas increíblemente precisas con tertulianos más o menos cualificados debatiendo y haciendo entrevistas increíblemente exhaustivas a otras tantas opiniones y puntos de vista.

Microhistorias: unos perros secuestrados, atrapados entre cuatro muros que les separan de la corriente de lava, alimentados por drones, a diario, con la esperanza de sobrevivir.

Titulares: “El volcán, de nuevo en fase explosiva”, “La lava arrasa 654 hectáreas de la isla”, “Todos pendientes de la calidad del aire”, “Seis años duró el Timanfaya…”

COVID vs volcán de La Palma: la mutación infinita del apocalipsis.

Bendita biodramina.

 

12h S/C de La Palma

Zumo de guarapo de caña y almendrados en la Recova. ¿Existen otros volcanes en erupción, ahora mismo, en el mundo? Mi ignorancia supina es reconducida hasta internet, donde una aplicación con datos informatizados en riguroso directo da cuenta del registro exacto que demando, sobre un mapamundi: hasta una docena de volcanes en erupción, en estos mismos instantes. En Puebla, en Catania, en el sudeste asiático, sobre todo… La vehemencia del planeta no se detiene y no se ha detenido jamás (nuestros algoritmos sí que se han ido modificando) y, en realidad, la fascinación que nos procura se diluye ante el abismo imposible de que lo dejara de hacer.

 

13h S/C de La Palma

Detienen el tráfico peatonal de la calle Real. Una comitiva de enchaquetados entra a paso firme en la delegación del gobierno, custodiados por una docena de policías muy serios. Es Pedro Sánchez, el presidente, que finalmente ha podido volar hasta aquí.

“Era el más alto de todos, ¿no lo viste?… ¡era gigante!”, dice una dependienta de una tienda a otra, la de la tienda contigua.

Pero si esta mañana estaba en la sesión de control del Parlamento en Madrid, ¿cómo puede estar ahora en La Palma? Especulamos: jets privados, conciliación familiar, posibles “dobles”.

 

17h Chipi–Chipi

“hay tiempo de comer, hay tiempo de comer sin problema…”

 

18h Paso del túnel

Ascendemos desde Breña Alta hasta el mar de nubes, llovizna entre el verde espesor, carretera de curvas, atravesamos el túnel de la Cumbre para acceder a la cara oeste de la isla.

“Solo residentes”, a la salida, pero no hay controles.

Una nube monstruosa de cenizas nos guía hasta nuestro objetivo, a lo lejos, el foco rojo incandescente en la montaña.

Inhabilitado cualquier arcén para aparcar, detenemos el coche en un camino empinado entre casas terreras de Tajuya. El olor azufre y el humo de cenizas lo invade todo, incluyendo mi libreta.

La erupción emite un ruido constante como de olas lejanas que llegan a ritmos regulares hasta nuestros oídos (calculamos la distancia al volcán por el retraso del sonido, unos tres kilómetros). El cono desde el que brota la lava se desmorona a cada tanto y retoma formas nuevas. Un hilillo de magma fluorescente desciende por el perfil de la ladera. Y a medida que avanza se hace más ancho y caudaloso y su recorrido indefectible asola terrenos, supermercados, campos de fútbol, carreteras, farmacias, colegios, fábricas, casas… cualquier atisbo de resistencia.

Lo observamos sin saber qué decir (ni escribir).


 
18:12h Iglesia de Tajuya, Parroquia Sagrada Familia

Trípodes de cámaras y focos, periodistas preparando voces y entradillas (“¿Pero esto es Los Llanos o El Paso?, porque igual nos lo preguntan en directo”). La mejor panorámica es esta, al parecer, la de la plaza de la iglesia. Y se amontona la multitud para asistir con un mutis reverencial a esta hipnosis colectiva de fuego y desmesura.

Piroclastos rodando por el cono, petardazos de magma y humo denso en vertical (“ahí dentro tiene que haber de todo”, dice alguien a mi lado). El sobrecogimiento es el flujo que nunca se detiene: su estricta concepción del tiempo y su reminiscencia de las inabarcables magnitudes de la materia y de la Historia son absolutamente ajenas a nuestra intuición más primaria. En esa displicencia suya está el arrobo del misterio.

 

19h Tazacorte.

Plataneras y más plataneras que retan al destino universal: la platanera da una sola piña al año, después fallece… pero le sigue su hijito, que yace a su lado. Y el ciclo continúa. Hasta no se sabe cuándo.

 

19:30h Muelle de Tazacorte, atardecer.

La fajana se extiende junto a Todoque y el faro de las Hoyas, negra carbón y refulgiendo brotes de humo blanco a medida que le gana terreno al mar: el abrazo divino del yin y el yang.

Y el volcán a lo suyo, desde lo alto de la silueta, sin parar de escupir fuego.

“Seis años duró el Timanfaya…”

 

21h La noche

La noche es un fulgor descarnado como una hoguera amenazante sobre el cielo. El silencio. El rojo. El avance inexorable del fuego.

Lo poco que somos.

Y la paradójica sensación de recogimiento que eso nos procura.

Tantoamorynopodernadacontralamuerte.

3:37h Apartamentos Los Rosales

El mayor movimiento sísmico desde que empezara la erupción, dos semanas atrás, y no nos enteramos. Y no recuerdo tampoco mis sueños.

La isla hinchada quince centímetros por encima del nivel habitual respecto al mar.

Y se abre una nueva boca en el volcán.

El volcán que sigue sin nombre.

1 comentario:

EDM dijo...

La belleza de la Naturaleza vs. el destrozo que genera en nuestros hormigueros…Maravilloso diario de viaje!