"Como testimonio
personal de una experiencia deslumbrante, la paternidad, se alza este poemario,
Canto para Aday, mezcla de himno, conjuro y arenga enamorada, que
recorre por diferentes caminos esa suerte de proceso de presentación de la
realidad que supone el ser padre: y el poeta nos ofrece, así, un prolijo inventario
de maravillas (agrupadas en los cuatro elementos clásicos de la naturaleza),
además de ciertos hitos fascinantes a modo de brújula compartida... Un poemario
que trasciende su germen y se erige, finalmente, como una exhortación emocionante
y desacomplejada de la gran fiesta de la vida."
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