domingo, 18 de julio de 2010

JESSICA LA MELA



Jessica La Mela se desperezó y entre legañas vio a su marido con barba de tres días, que le sonrió. Se dieron unos cuantos besos, hablaron de lo que habían soñado aquella noche. Después entraron al baño. Jessica tomó una ducha rápida y se depiló. Su marido orinó, se lavó la cara y los dientes y se afeitó con hojilla. Jessica despertó al pequeño con prisa, le ayudó a vestirse. La más grande ya estaba en pie estallándose un grano frente al espejo de su baño. Jessica preparó el desayuno para los cuatro y revisó la mochila del pequeño. Desayunaron los cuatro juntos, como de costumbre. El pequeño suplicó más mermelada. La mayor habló de un chico nuevo en el instituto. El marido ojeaba el periódico, apenas habló salvo para quejarse de cuestiones relacionadas con las noticias deportivas. Jessica le arregló la corbata y le despidió con un escueto beso en la boca. Después cogió su coche, dejó a los chicos en el instituto y el colegio y se fue al trabajo. La vistieron con lencería cara, la maquillaron, la volvieron a depilar. Una hora después la penetraron varios sementales, por la vagina, por el ano y por la boca. Segundos después de que los sementales eyacularan en su rostro, el director dio la orden de cortar y dieron por buena aquella toma.

Por la noche cenaron todos juntos, como de costumbre. Jessica preparó tortilla y una ensalada. Los chicos hablaron de cómo había ido el día: el pequeño había pasado hambre en el recreo, según dijo, y la mayor quería apuntarse a baile con una amiga. El marido dijo que la tortilla estaba fría. Luego lo arregló con algunos piropos a Jessica, que sonrió con mucha picardía. Los chicos se fueron a dormir y Jessica y su marido en el dormitorio hicieron el amor brevemente y procurando no hacer mucho ruido. Después leyeron un rato en la cama, antes de apagar la luz.

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