domingo, 27 de noviembre de 2011

MALGACHES DEL ARCHIPIÉLAGO DE LAS COMORAS



Los malgaches del archipiélago de Las Comoras, cerca de Madagascar, tienen costumbres milenarias que nutren una ingente cantidad de estudios antropológicos de primer orden. Una de las últimas investigaciones fue llevada a cabo por expertos de la Arizona State University, encabezados por el Doctor Bryan Oviedo. Su objeto de estudio en este caso era una simbólica tradición iniciática de las tribus malgaches en la isla de Anjouan, antigua Johanna. La descripción y análisis de esta ceremonia es algo que desata la pasión en el discurso del Doctor Oviedo, “…se trata de algo insólito cuyo significado representa un misterio desbordante, de hecho es probable que no tenga significado, no sé qué más añadir, signo atropellado, excedente poético, tal vez arte, sí, tal vez sea arte, o no, a lo mejor es simplemente una broma, una broma ancestral, de corte exótico, humor malgache…”. El Doctor Oviedo se explaya con delirio sobre sus pesquisas. La ceremonia, en resumen, es bastante simple. Un hombre colecciona sus muelas del juicio a medida que se las van extrayendo, en un botito. Por lo general, teniendo en cuenta las características demográficas de la tribu, cuando ya le han extraído las cuatro muelas del juicio suele tener nietos. De este modo, cuando su nieto cumple quince primaveras, se celebra la famosa ceremonia. La tribu al completo se reúne frente a la hoguera, se pintan y visten con sus mejores galas, preparan comidas y brebajes honoríficos. Se baila, se canta, se grita y se celebra con alegría el aniversario del nieto (de este modo el nieto conquista su derecho a hablar en asamblea, a formar familia y a hacerse una casa, a transportar fuego y a cazar con sus propios instrumentos). Pero el momento crucial, el punto culminante de esta ceremonia, el acto que tiene en vilo el entusiasmo del Doctor Oviedo y sus colaboradores ocurre casi al final: el abuelo hace entrega a su nieto de un collar con sus cuatro muelas del juicio en símbolo de sabe dios qué. El nieto se lo coloca en el pecho de por vida, la tribu estalla en júbilo y empieza la cuenta atrás para la siguiente generación.


Otros ritos derivan de esta praxis. Por ejemplo, un castigo severo, poco común, sucede cada varias generaciones y solo por motivos acreditados e importantes: cuando un hombre toma una decisión errada de consecuencias funestas para la tribu. El castigo consiste en incrustarse en las encías las muelas del juicio del collar de su abuelo.


Recientes publicaciones al respecto señalan al dentista como eje fundamental y patriarca filosófico de la tribu. Los malgaches del archipiélago de Las Comoras son, por lo demás, “…gente extraña que parece vivir soñando o mejor dicho en una pesadilla o mejor aún, como si esa pesadilla fuera la más pura realidad…”, en palabras del atormentado Doctor Bryan Oviedo.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué se llaman ¨del juicio¨?

Anónimo dijo...

Se llaman muelas del juicio dado que a la edad en que aparecen se supone que la persona tiene un juicio más desarrollado y completo que cuando aparece el resto de la dentición.
Aunque suele aparecer a las edades entre 16 y 25 años, incluso no llegar a hacerlo nunca, pueden aparecer a edades más tempranas o mucho más adelante, osea que en cualquier momento.
Lo del juicio es algo subjetivo.

Agustín Enrique dijo...

¿Qué diria uno de los padres de la antropología, como lo fue Malinowski,o bien, Marvin Harris, otro célebre antropólogo, acerca de lo comentado por el doctor Oviedo? Tengamos en cuenta que hay juicios de menor cuantía y juicios de mayor cuantía, por lo tanto, en las Facultades de Derecho, en el Derecho Procesal, más concretamente, los odontólogos deberían impartir alguna asignatura...

Anónimo dijo...

¡Que manía la de ponerle a los nativos una barba en forma de perilla, que es la que aparece el dibujo! ¿Es que no se afeitan o tan sólo lo hacen los occidentales? Hemos de enviarle máquinas de afeitar, seamos solidarios.

Anónimo dijo...

jajajaja, pues sería para darle un toque más asalvajado, y que se note quién es el abuelo de la tribu. Aunque no creo que con máquinas de afeitar, si creo que se afeiten también, buena prueba de ello son las piernas y pechos depilados que podemos ver en el dibujo ;)

Agustín Enrique dijo...

Si algo hay que agradecerle al creador del blog, es que contesta sin ser preguntado y cuando pregunta es con una noble intención. Sí, es alguien que no se esconde, de ahí su gran valor; porque por encima de las cordilleras de la noche hay personas que defienden la luz cuando otras personas pretenden situar sombras en el resplandor de la vida. Y pienso en la equivocada experiencia de los peluqueros cuando los beatles invitaban a que el pelo creciera como el amanecer de una primavera. Al fin y al cabo, Rajoy luce barba, mientras tanto un bien afeitado Enrico Berlinguer convencía con la razón.

Anónimo dijo...

Se buscan infinidad de urticantes hormigas para que los elefantes les huyan.