domingo, 4 de marzo de 2012

PERFORMANCES, IMPROVISACIONES, AMIGOS EXTRAVAGANTES

Y sigo con mi serie de amigos extravagantes: tengo un amigo catalán que es un enfermo de los actos simbólicos. Entre semana funciona como una persona perfectamente normal, pasa desapercibido. Los fines de semana es como un Gremlin, se emborracha y le da por los actos simbólicos. Este sábado, por ejemplo, se pasó la noche intentando hacer cosas “que no se hubieran hecho antes”. Lamer un árbol de la calle, hacer una voltereta en un taxi. Decir frases inconexas, mezclar Fairy con bourbon, cosas del estilo, cosas “que no se hubieran hecho antes”, sin más. En fin. Anoche se superó. Anoche fuimos al cumpleaños de no sé quién, una casa de techos altos en Malasaña, bebida gratis, gente desconocida. Nos servimos cubatas y se nos pegó un tipo con barba que empezó a hablarnos del dinero. El tipo no paraba, habló de Zizek y de la sociedad del espectáculo, de una entrevista a Robert McKee en El País, de Marx y del movimiento del 15-M (que para él no se había movido ni quedado quieto sino más bien eyaculado como paja periodísitica, según sus propias palabras), de la Vía de Edgar Morin. Dijo mesándose la barba que el dinero era un cobarde y ensuciaba lo que tocaba, lo llenaba de mierda, y que este mundo inmundo no tenía salvación. El tipo era un pesado, la verdad. Yo no le escuché demasiado pero mi amigo catalán sí, escuchaba atentamente, bebiéndose un cubata tras otro. El acto vino entonces, en una pausa del barbudo. Mi amigo pareció comprender algo misterioso de aquella perorata, vaya usted a saber el qué, y sacó de su cartera un billete de veinte euros y otro de cinco, se los metió en la boca sin decir palabra y los masticó, muy serio, mirando a su interlocutor, sin pestañear. Y tragó.

Luci y María hicieron este dibujo:

Se comió su dinero, en definitiva, algo muy catalán. Pero insisto, entre semana mi amigo pasa completamente desapercibido, cualquiera diría que es incapaz de hacer cosas de este tipo. Y apenas refiere significados, que es lo curioso, apenas se explica a sí mismo y hasta siente vergüenza. Solo cuando bebe, los fines de semana, siente la llamada de los símbolos, no puede resistirse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y lo que costaría después volver a poner circulación esos billetes...

Lu Cuesta dijo...

jajajajajja No recordaba dibujar tan bien