
El modista famoso entró a su mansión dispuesto a ejecutar el plan. Se vistió con un batín de seda, color caoba, mientras el chihuahua ladraba dando vueltas alrededor suyo. Esparció gasolina en el salón, prendió una cerilla y la dejó caer. Subió las escaleras y el chihuahua le siguió. Esparció más gasolina en el segundo piso y prendió más fuego con otra cerilla. Hizo lo mismo en el tercero, llegó hasta el tejado. El chihuahua le siguió. El modista famoso lo tomó en brazos y avisó por teléfono a los bomberos. Abajo brotaban chispas y humo. El rojo furor de las llamas iluminaba el horizonte. Anochecía. El famoso modisto acarició al chihuahua. Esperó contemplando las llamas. Al fin brilló su mirada cuando vio llegar su público de bomberos y periodistas. Abrazó amoroso al pequeño animalillo de ojos saltones y éste se frotó contra la seda del batín. Se tiraron juntos al vacío. El chihuahua ladró en el aire pero no logró zafarse.
(¡Gracias Valdi por tu dibujo!)
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