Tú que viniste de la nada más profunda para enseñarle a mi hijo
que el dolor es una parte consustancial del crecimiento,
pero también
para hacerle gozar de fastuosos banquetes
e innumerables golosinas,
tú que sabes que tu blancura incipiente augura
la ley inexorable del tiempo,
y que vendrán más como tú
y habrá que compartir espacio y caries
hasta que esa ley te de justicia
como a todo lo que nos circunda
y llegue tu reemplazo...
Oh muela primera de mi hijo,
entrañable tortura nocturna,
que llegas con el mensaje feliz de tanto futuro,
cuida de tu amo por destino y cumple tu areté: sírvele como hemos evocado,
y déjame a mí
tan solo
apresarte en la memoria (contra esa ley del tiempo),
para siempre.
que el dolor es una parte consustancial del crecimiento,
pero también
para hacerle gozar de fastuosos banquetes
e innumerables golosinas,
tú que sabes que tu blancura incipiente augura
la ley inexorable del tiempo,
y que vendrán más como tú
y habrá que compartir espacio y caries
hasta que esa ley te de justicia
como a todo lo que nos circunda
y llegue tu reemplazo...
Oh muela primera de mi hijo,
entrañable tortura nocturna,
que llegas con el mensaje feliz de tanto futuro,
cuida de tu amo por destino y cumple tu areté: sírvele como hemos evocado,
y déjame a mí
tan solo
apresarte en la memoria (contra esa ley del tiempo),
para siempre.
3 comentarios:
Qué maravilla, me has emocionado a la vez que me has provocado agudas carcajadas, gracias!!!!!!!!!!!!
Genial, Edu! Ni la falta de sueño te quita inspiración!
Un bello poema que se alza aún más por estar inspirado en un lindo niño.
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